La expulsión del PRI de Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila, Omar Fayad, Carlos Ramírez Marín y Nuvia Mayorga fue formalizada por el Consejo Nacional del tricolor, acción que no tiene mayor peso político y es la crónica de una traición anunciada.
Las contradicciones propias de un partido que se encuentra aquejado por las recesiones de la élite económica que alguna vez lo prohijó y de la encarnizada verticalidad de sus cuadros de cúpula, hoy pierde más plumas que una gallina en rosticería, por lo que el sonado castigo de Alito Moreno, que se ha adueñado del partido, sólo genera desolación y encono de los todavía militantes del partido de don Plutarco.
Con la aparentemente férrea convicción de la consecuencia política y de los actos políticos, Alejandro Moreno argumentó sobre esta expulsión que “deslealtad y cobardía se pagan con el olvido”, frase que el historiador Lorenzo Meyer calificó como “lloriqueo sin sentido”, aludiendo a que lo que está podrido en el tricolor se manifiesta más allá de las defecciones, porque las y los políticos citados se habían ido hace mucho del partido al percibir el autoritarismo de Alito y de las nulas posibilidades de tomar las riendas del tricolor.
Lo que por ningún lado se ve en la postura de Moreno Cárdenas como presidente del PRI es la necesaria autocrítica de la crisis política que vive el partido, que es un pozo sin fondo y significa la certeza de que ya tiene perdida la elección presidencial de su alianza en el 2024, lo que vaticina una fractura aún mayor cuando él deje al partido en estado de putrefacción sistémica.
La oposición en México no actúa con inteligencia y estrategia, es reactiva y no ha sido capaz de construir un trabajo de piso firme para congraciarse con las élites económicas que hoy coquetean en una fascinación distante y contradictoria con López Obrador, a quien no despeinan sus altercados con TV Azteca y mucho menos que el superpeso comience a hacerse chiquito.
Es verdad que las frases de Alito Moreno no quedarán en la memoria de los mexicanos, pero sus actos como el gestor de la debacle del PRI se narrarán por décadas en los libros de historia de México.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
