La prisa que existe a nivel mundial por restituir la “normalidad social” está causando que diferentes grupos de presión empujen a la burocracia a generar medidas que no necesariamente responden a los criterios del manejo de la pandemia y los elementos de sanidad y control de grupo que se requieren para garantizar la salud y preservar la vida.
Este escenario lapidario esconde los problemas de ingobernabilidad que ha generado la burocracia y las presiones de grupos de interés económico, y como ejemplo está la apertura de antros y centros de esparcimiento, que no son vitales para el funcionamiento del tejido social.
El punto nodal en este momento es el regreso a clases a nivel básico, cuestión que puede ser una espada de dos filos, porque han ido incrementando las infecciones en adolescentes y niños, muy probablemente gracias a la mutación del virus con la variante Delta.
Pero el análisis crítico tiene que ver con que en muchos gobiernos la clase política es juez y parte, es decir, es dueña de intereses económicos que se han visto afectados y, por ende, el manejo de las disposiciones sanitarias y de prevención social se han vuelto laxas para revertir el decrecimiento de sus negocios. Esto no debe extrañarle a nadie, porque el Estado siempre ha sido un instrumento de élite.
Así como hoy se presenta la globalización de la pandemia, también se está presentando la globalización de su evolución política, donde su manejo escrutable ha dejado una estela de amargura y desconcierto que ha escalado en una violencia social significativa, condición poco explorada que no proviene de la enfermedad, sino de los manejos de los gobiernos sobre la pandemia.
Sin embargo, esta realidad no es contradictoria, poco se puede esperar de la clase política y sus intereses y vínculos con las élites económicas; este punto no admite mayores escrúpulos y moral, por lo que lo lógico es admitir que el Estado está sujeto al mercado, o dicho de otra forma, la política de carne y hueso protege a los intereses de las élites del poder.
El regreso a clases se habrá de convertir en una Caja de Pandora, porque la movilidad social y la interacción crecerá, y con ello también la diseminación de la infección.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
