Al pueblo pan y circo, pero el teatro como representación política solo es posible como ficción, cuando se convierte en realidad insulta a la conciencia social y engaña a la razón social.
En los albores de un nuevo proceso electoral, artistas, futbolistas y hasta beldades del espectáculo se han perfilado como candidatos por distintos partidos políticos. Esta condición no tiene por qué ser contraproducente o indebida, siempre y cuando el conocimiento político y del ejercicio de gobierno que tengan estos personeros -y desde luego su lucha social- haya sido la constante en su vida como ciudadanos.
No obstante, la verdad es que ninguno de estos abanderados histriónicos de la política tiene mayores conocimientos sobre el ejercicio público y, además, tampoco son luchadores sociales, en el mejor de los casos, son integrantes de la triple AAA.
Pero ¿a qué se debe el ascenso de las beldades? Evidentemente al vacío político y pérdida de legitimidad y credibilidad de la clase política y de los partidos en México. De esta manera se revela una crisis de representatividad que no es novedosa y que además está acompañada por un descaro público sin precedentes en contra de los ciudadanos.
Ante este vacío de legitimidad y confianza ciudadana, con total desparpajo los partidos políticos intentan recurrir a la sabiduría romana de “pan y circo” porque, lamentablemente, la inconsciencia de muchos ciudadanos los lleva a seguir a las beldades, sin que asuman que el costo de esta postura política es tan miserable como lo implican aquellos sátrapas de la política que viven engañando al pueblo.
Es necesario cuestionar también que muchos de los políticos y representantes populares no son unas maravillas como conductores sociales y que el fracaso de la clase política se explica por los múltiples gobiernos que no han respondido a las necesidades sociales y no concretan los programas públicos que deben cumplir.
Pan y circo es la monserga de la podredumbre política de una clase que no es ejemplo de virtud social y que ha pervivido de la ciudadanía, al grado que hoy hace de la representación ciudadana un escenario teatral.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
