La ingratitud política de Omar Fayad

“Es sorprendente que Carolina Viggiano se refiera a la ingratitud de Omar Fayad al PRI cuando lo que está claro es que le tiene gratitud al encargo público, el cual no tiene color partidista”.

La clase política de la vieja guardia, carente de un debate de altura, se enfrasca en discusiones vulgares e intrascendentes al estilo de las peleas callejeras, sin significado para la transformación social de la nación, mientras que el pueblo aguarda en la desesperanza.

 

Carolina Viggiano le ha recriminado a Omar Fayad su ingratitud política diciendo que “no le debe nada al PRI”. Pero Omar tiene toda la razón: infinidad de políticos del PRI Hidalgo son quienes le deben el haberse encumbrado en encargos públicos como secretarías, diputaciones federales y locales, senadurías, alcaldías y escaños menores, porque se enriquecieron en su administración al amparo de la Estafa Siniestra, corrupción e impunidad.

 

Viggiano Austria, en un doble discurso, pretende mostrar ante la opinión pública su respeto a la institución que la vio nacer, el PRI, donde aprendió tan bien las prácticas del antiguo régimen que mandó al asilo a Miguel Osorio Chong, quien, según cuentan, salió de la sede de Insurgentes Norte despotricando y con lágrimas en los ojos, mientras Alejandro Moreno decía: “Cuando te expulsamos del PRI no pensamos en la revancha, pensamos en tu salud mental”.

 

Es sorprendente que Carolina Viggiano se refiera a la ingratitud de Omar Fayad al PRI cuando lo que está claro es que le tiene gratitud al encargo público, el cual no tiene color partidista, porque su proximidad con López Obrador, desde el inicio del sexenio del tabasqueño, dejó ver que no había un priista más comprometido con la 4T que el entonces gobernador de Hidalgo, hoy embajador en Noruega, fundador del Grupo Plural Independiente y espina de la vieja guardia hidalguense. La lideresa del PRI, frente a la “ingratitud” política de Omar Fayad, debería entender este comportamiento bajo el dicho: “Palo dado ni Dios lo quita”, mismo que ella le aplicó a Osorio Chong.

 

Pero lo que más asombra de esta tragicomedia de la palestra política hidalguense es la pobreza del debate político y la falta de propuestas para procurar el bienestar de la ciudadanía, que durante décadas fue expuesta a la miseria, el hambre y la ignorancia, cortesía de los políticos de la vieja guardia, hasta convertir a Hidalgo en uno de los estados con mayor desigualdad en todo México.

 

Para dimensionar la pobreza del debate político del antiguo régimen, a la también hidalguense y candidata de oposición, Xóchitl Gálvez, en sus mensajes promocionales le armaron un melodrama al estilo de la Cenicienta y la Chimoltrufia, al destacar que “nació en la pobreza y vendía gelatinas, cuando estudió la universidad vivió en una azotea”, para terminar diciendo que “es fuerte como tú”, refiriéndose a la ciudadanía, afirmación absurda, porque si la ciudadanía tuviera la fortaleza y el poder de salir adelante por ella misma, desde hace décadas no estaría en la pobreza y habría abortado a las y los políticos de la vieja guardia que hoy pelean por la ingratitud política con el PRI.

 

Carolina Viggiano equivoca el camino, su máxima ocupación debería ser la construcción del bienestar de su pueblo y, en segundo lugar, resanar las fracturas dentro del PRI y reinterpretar su papel como oposición política, aunque de ninguna manera escapará a la derrota en el 2024.


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