La parábola del buen ánimo con Fayad

La mirada inquisitiva de AMLO y la 4T está fija en Hidalgo, pues, aunque Julio Menchaca dirige el barco, y lo hace muy bien, aún quedan resquicios de una clase política por demás cuestionable.

La realidad política exige el apego a la racionalidad y juego de intereses que le dan magnitud y sentido a un proyecto gubernamental o de Estado, que en el caso de Morena va más allá del “buen ánimo” de la relación que López Obrador advierte con Omar Fayad a lo largo de su administración en Hidalgo.

La adhesión del GPI al Partido Verde no deja a la imaginación y al análisis político incógnitas sobre las intenciones, por el contrario, afirma la conducta y comportamiento de una clase política sin alma ideológica ni principios éticos”, postura de desprestigio público que no debe pasar inadvertida por la ciudadanía y que, desde luego, no le nubla la vista ni a López Obrador ni al gobernador Menchaca Salazar, que ya puso el dedo en la llaga al estilo de las parábolas de Cristo: “Bienvenidas las mujeres y hombres que abonen a la 4T”, pero también: “La simpatía o empatía no implica impunidad”. En términos coloquiales: “¡Te lo digo, Pedro, para que lo entiendas, Pablo!”.

Lo controvertido de la migración del grupo político de Omar Fayad al partido del tucán no estriba en sus intenciones de pervivencia hegemónica y de control político sobre el gobierno de Menchaca Salazar, sino en el hecho de que una manzana podrida contamina al frutero completo, por lo que AMLO debe tener más de un as bajo la manga que haya cabildeado con la precandidata Claudia Sheinbaum y  el gobernador de Hidalgo,  en las proyecciones y prospectiva de la operación política en Hidalgo, al igual como lo ha hecho en otros estados del país.

Ha quedado claro en cinco años de gobierno que contra viento y marea la sagacidad política de López Obrador no está en tela de juicio; el mazazo que le espera a cualquiera que se salga del control político de Morena ha quedado al descubierto, lo mismo desde la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que, desde la extinción de fideicomisos en el Poder Judicial, así que ninguna manzana podrida se encuentra a salvo.

La rabia que le causa a la ciudadanía de Hidalgo este nepotismo político traslapado de las manzanas podridas del GPI ha sido advertida por Menchaca Salazar, sus declaraciones presentan la misma línea de acción de los movimientos a los que nos tiene acostumbrado López Obrador, sólo que su brazo operativo, Santiago Nieto, se encuentra con un pie afuera de la actual administración y ello genera sombras sobre la aplicación de la procuración de justicia y democracia en la entidad, cuestión que demanda ir perfilando un procurador cuyo peso de fiscalización de la política interna no deje dudas y su operatividad llene las expectativas y vacío de poder que traza la salida de Nieto Castillo.

Más allá de la parábola, el piso firme de las palabras de Menchaca Salazar sobre “el compromiso de que servidores públicos que han hecho mal uso de los recursos públicos tengan consecuencias administrativas y penales sigue adelante”, se cierne sobre los personeros del GPI y en estos momentos en particular sobre el alcalde Sergio Baños, quien tiene encima la sombra del largo brazo de la ley, que indica que ni la simpatía ni la empatía (de las cuales adolece el presidente municipal de Pachuca) dejarán impune cualquier delito.

El mensaje de Menchaca Salazar es claro: Ni tan amigos ni tan enemigos, sino todo lo contrario”, por lo que no existe migración política, por verde que sea, que impida, con o sin buena voluntad, que la 4T termine con una venda en los ojos en Hidalgo.


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