En muy pocas ocasiones presenciamos actos de integridad por parte de servidores públicos, y cuando esto sucede, en lugar de reconocerlos se les identifican como una amenaza para el sistema, como ocurrió con el arribo de Lenia Batres como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La discusión sobre el pronunciamiento de Batres de bajarse el sueldo y recortar sus prestaciones a estándares correctos del derecho de un servidor público no es lo que ha cimbrado a la SCJN, sino que su postura es un cuestionamiento a un poder del Estado que impide la integridad pública y la ética, lo cual ha provocado una reacción en cadena con matices que oscilan en la descalificación de la ministra y el hostigamiento que ha recibido de varios de sus pares y personajes de la palestra política.
El contrapeso político que significa Lenia Batres en la SCJN es una respuesta a los reiterados cuestionamientos que el presidente López Obrador ha hecho a un poder que no está al servicio de la nación y que, por el contrario, ha construido un entramado para satisfacer los privilegios de las élites económicas y política del país.
El peso político de Batres habrá de generar un escenario nunca visto y prospecta una serie de encontronazos que traerán como resultado el acotamiento de las resoluciones que tomen sus pares, porque ahora existe un panóptico jurídico que los expondrá frente a la nación.
La designación hecha por López Obrador sobre la figura de Lenia Batres advierte que los poderes públicos no establecen, ni lo deben hacer, desencuentros estériles contra la gobernanza del Estado, sino la armonización respetuosa de acuerdo a sus facultades, porque la realidad social nos toca a todos, en ello reside el espíritu del republicanismo y su estructura constitucional, no lo contrario.
Y es que, además, Lenia Batres llega en un momento vital para el país de cara a las elecciones, que consolidarán el proyecto de nación de la 4T para garantizar un cisma en las estructuras políticas y económicas que todavía se encuentran en manos del antiguo régimen y que exigen la reestructuración gubernamental del Estado.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
