Los Noroña de Hidalgo

En el escenario de la política nacional existe un diputado de nombre Gerardo Fernández Noroña, que se distingue por tener una actitud de confrontación permanente en contra de quienes no actúen o piensen de acuerdo a lo que él considera que es su verdad y que invoca lo mismo la Constitución que su cargo de diputado federal, para enjuiciar, más con necedad y soberbia que con razones, lo que no estima se ciñe a lo que él dice.

Desde luego, son muchos los que lo señalan como soberbio y valentón, así, como otros que le aplauden y lo impulsan para cargos más altos, lo que parece una insensatez y una falta de respeto al sentido común.

Finalmente, con sus aspavientos y modo de hablar logra divertir a la clientela que lo sigue; sin embargo, también radicaliza la postura de muchos que lo ven como un personaje, que a lo mejor logra su cometido de llamar  la atención por bravero y contestatario, pero que no parece confiable para mayores responsabilidades por su forma de actuar, en que amparado en lo que él considera sus derechos, lastima los de los demás como lo hizo en la sesión del INE, a donde acudió para ventilar el caso de su agresión contra la diputada Adriana Dávila de Tlaxcala, a la que se consideró que había ofendido con sus expresiones, en un acto de violencia de género que negó con una explicación que pretendió tener razones lingüísticas y al final lo exhibió como un tipo fatuo, irresponsable y necio, reacio al uso del cubrebocas ya que en su modo de pensar lo que se hizo fue amordazarlo, porque, dijo, agredía su libertad y pretendía frenarlo en su intención de reelegirse como diputado, descalificando -como es su costumbre- al INE, para el tema en cuestión.

Finalmente, está en su libertad de proceder como se le dé la gana, como nosotros de manifestar lo que creemos sobre su forma de conducirse.

Este señor ha estado en Hidalgo en más de una ocasión y, con su estilo de pocas razones y la imagen de confrontación contra las instituciones de gobierno, tiene seguidores que le celebran sus ocurrencias.

Lo preocupante es que hace escuela y surgen o se fortalecen los noroñitas a imagen y semejanza.

En mayo, el mencionado estuvo en la entidad para cuestionar el programa “Hoy no circula”, porque, según él, se prestaba para violentar los derechos de los ciudadanos y provocaba corrupción.

Por lo que se vio, acudió para secundar a los noroñitas -diputados Morena, particularmente los del Grupo Universidad-, que exigían lo mismo, incluso, en una conferencia de prensa donde el ya casi desaparecido, R. Baptista, se hacía eco del legislador federal del PT.

Para estas fechas, cuando la pandemia golpea a Hidalgo con más fuerza, dice Alejandro Efraín Benítez Herrera, Secretario de Salud, que se contempla que el “Hoy no circula” se aplique con más fuerza, por el número de contagios y fallecidos, en espera de una mejor respuesta ciudadana.

¿Tendrán cara para repetir su numerito a lo Noroña, para descalificar este programa o los otros que buscan frenar los contagios?

Privilegiar la ganancia política sobre la salud es de una irresponsabilidad que asusta, sobre todo, en gentes que tienen una representación popular.

Dada la situación que se vive en estos momentos en Hidalgo, las horas de mayor problema, lo urgente, por lógica, es hacerle frente todos unidos desde la actitud fundamental de la responsabilidad.

Y que los noroñitas como los candidatos que perdieron y se lanzan contra todo y contra todos, porque les hicieron trampa ya que a ellos, dicen, los ama el pueblo, pero no los del poder o los del IEEH o los del TEEH que les robaron el cariño ciudadano, acepten que lo vital es, de verdad, la gente y no ellos y sus actuaciones de cirqueros grillos.

O los grupos y asociaciones que se lanzan contra el que gobierna, por la sencilla razón de que se acabó el caminito para obtener dinero, como los antorchistas y los de la UNTA, que se habían acostumbrado al dinero que obtenían con sus conocidos métodos y, como ya no hay, califican de enemigos de los pobres a quien les cierre la llave de la billetiza. Acepten, por fin, que el oro se fue y, que para tenerlo, hay que hacer como todos: trabajar.

Ni modo, hay que cerrar la escuelita Noroña.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.