Una de las pocas opciones para pasar un rato divertido en esta época difícil es “Me gusta, pero me asusta”, una comedia de Beto Gomes, director que desde sus inicios con “El sueño del caimán”, hasta la exitosa “Salvando al soldado Pérez”, ha sabido captar los ambientes populares.
De acuerdo al guión del propio realizador y Aurora Jáuregui, Brayan (Alejandro Speitzer) es un chico norteño muy sensible que aspira convertirse en chef ante el enojo de su padre, don Gumaro (Joaquín Cosío), que quiere que siga el negocio familiar.
Por su parte, Claudia (Minni West) es una chica desubicada a la que su padre, el empresario inmobiliario, Gerardo Aguilar (Hernán Mendoza), trata de convertir en una agente de ventas. Su primer cliente resulta ni más ni menos que Brayan, quien acompañado de su padrino Norris (Héctor Kotsifakis), viaja a la capital con intención de ampliar el negocio familiar y acaba rentando la antigua casa de Pedro Infante, y múltiples bodegas. Y aunque está atraído por el muchacho, Claudia ha sufrido desengaños amorosos y lo que es peor, teme que Brayan y su parentela sean narcotraficantes.
Gomes explota acertadamente los prejuicios clasistas, el malinchismo y otros estereotipos populares, hasta conseguir una divertida comedia.
“Me gusta, pero me asusta” lo hará pasar 97 minutos de diversión, algo que se agradece en estos turbulentos tiempos.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
