El déficit de concreción y respuesta de la tarea pública no es una realidad novedosa dentro del imaginario colectivo, en los hechos es tan añejo como el repudio que experimentan los ciudadanos hacia las estructuras gubernamentales, así como hacia la retórica que vuelve “paraísos semánticos” a conceptos como democracia, igualdad, equidad, libertad, desarrollo y progreso, entre otros que suelen ser predilectos del lenguaje de la clase política.
En este trazo incontenible de verborrea indignante, las alternativas de una burocracia que intenta dar la lucha frente a la ineficiencia pública suelen ser intentos cuasi aislados de una batalla que se pierde frente a las decisiones de escritorio en detrimento de la necesidad social.
En el intento por modernizar la administración pública y su operatividad de procesos, desde hace décadas se ha planteado a las nuevas tecnologías como la “panacea administrativa”, sin que hasta ahora hayan conseguido dos factores necesarios: respuesta ciudadana y economía administrativa.
En este escenario, la cultura digital que involucra mayormente a los habitantes de las ciudades puso a las tecnologías al alcance de las masas, pero en América Latina languidece en torno a la producción de alta competitividad económica, cuestión que nos evidencia que “transitar” es mucho más halagüeño que “pensar”, por lo que cabalgar por las redes superfluas gratifica sin precedentes, mientras utilizar los recursos de las tecnologías en una cultura digital proclive al desarrollo humano es poco menos que la nueva odisea de la humanidad.
Se empieza a balbucear en los gobiernos mundiales el uso del metaverso, realidad virtual donde la participación diferida otorga nuevas posibilidades en la inserción de usuarios en las cuestiones públicas, pero su uso es limitado tanto por el poder de las factorías que lo controlan, como por el costo para los usuarios, lo cual da cuenta del hecho de que poco más de 11 millones de usuarios en el planeta están familiarizados con el metaverso.
Es necesario avanzar en la digitalización de los gobiernos, debido a que las potencialidades y costos pueden resultar significativos para acortar la brecha de las carencias que hasta ahora priman en la concreción de la tarea pública, dolor de cabeza de millones de ciudadanos que se sienten lastimados por las inconsistencias de respuesta de los gobiernos y, con ello, el deterioro de oportunidades sociales.
Consultoría política: [email protected]. Suscríbete a mi canal de YouTube: “Ciudadanía de Kristal”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
