Pachuca: el fracaso de la administración pública

“La administración pública no puede ser vista como la oportunidad de hacer negocios personales contratando a empresas privadas, como los que obtuvo en la administración de Omar Fayad en una trilogía de negocios de impresión gráfica con el PRI”.

Los impactos negativos de la pobre planeación administrativa en el municipio de Pachuca evidencian a un cabildo desprovisto de pericia pública, voluntad política y poder orgánico y, por tanto, incapaz de cumplir con la tarea que se le encomendó.

El enorme descrédito social hacia la gestión de Sergio Baños Rubio lo expone como la cabeza de un ayuntamiento que no cuenta con un plan municipalista que resuelva los problemas y carencias vitales de la población, y que además tiene en duda la probidad del uso de los recursos públicos, puesto que la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo le hizo observaciones por 29 millones 677 mil 970 pesos, lo cual es prueba de que la sistematización orgánica presupuestaria y el control de recursos tampoco son el fuerte de Baños y su equipo.

Mirando al pasado se advierte el espejismo político de la campaña proselitista de Baños Rubio, quien con gran histrionismo realizó una “audiencia” de 24 horas para recopilar demandas ciudadanas sobre asistencia social, empleo, servicios municipales y apoyo a organizaciones de la sociedad civil; aquella jornada culminó con estas palabras del entonces candidato: “Esta audiencia de 24 horas es un ejemplo de que mi gobierno trabajará día y noche para resolver los problemas de la población”, palabras que se han diluido cada día de su gestión, creando un descrédito e impopularidad ciudadana sin precedentes.

La mayor crítica hacia esta administración municipal es el incumplimiento de la visión metropolitana de la ciudad de Pachuca, puesto que Baños Rubio incurrió precisamente en el abandono de la asistencia social y en la precaria gestión para la generación de empleos, lo que ha creado un entorno ciudadano con carencias de equilibrio y armonía, con insuficiente seguridad y pésimo manejo del comercio ambulante, amén de los focos de delincuencia organizada, así como el nulo trabajo con las organizaciones de la sociedad civil en barrios y colonias, lo que es evidencia de un fiasco municipalista.

A este desastre metropolitano se añaden las luminarias arrendadas en la administración de Yolanda Tellería, las cuales Sergio Baños compró en 189 millones de pesos, lo cual revela una deficiente operatividad pública y evidencia la opacidad no sólo por la carencia de luz de una ciudad trazada en la modernidad, sino por la impericia de una administración que no cuenta con recursos presupuestales ni de inteligencia política y probidad municipalista.

La incertidumbre ciudadana se incrementa y ha expuesto las aptitudes y actitudes  de Baños Rubio al margen de las exigencias de la administración pública, la cual no puede ser vista como la oportunidad de hacer negocios personales contratando a empresas privadas, como los que obtuvo en la administración de Omar Fayad en una trilogía de negocios de impresión gráfica con el PRI.

La cereza del pastel de este caos es la supuesta acusación de violencia familiar que pesa sobre Sergio Baños, la cual está en manos de Santiago Nieto y la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, y que no debe convertirse en otro montaje como hasta ahora ha sido la administración municipal de Pachuca.


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