El amor florece en tiempos del cólera, decía Gabriel García Márquez, pero también florece la estupidez.
Ninguna huella alentadora ha quedado para la oposición al gobierno de López Obrador en términos de partidos ni de personajes con capital político propio que puedan hacer frente al proceso electoral en 2024, pero la quimera del poder suele ser un espacio imaginario que alienta a propios y extraños en el planeta.
En estos días aciagos donde la caballada está flaca y las lluvias hacen de las suyas, Samuel García, gobernador electo de Nuevo León, ya ha expresado su intención de ir en busca de la Presidencia de la República, cuestión que en su fuero interno es posible, pero no en términos de la realidad política del país bajo el incremento de la fuerza política de Morena.
El análisis crítico de esta realidad tiene su epicentro en el incremento de gubernaturas con Morena al frente y, desde luego, en el capital político que mantiene López Obrador que, sin menoscabo alguno, continúa con niveles de aprobación y legitimidad nunca antes vistos en el tercer año de su mandato. Estas variables deben ser tomadas en cuenta por aquellos partidos y políticos que alberguen esperanza de cara al proceso electoral de 2024.
En el caso concreto de Samuel García, Movimiento Ciudadano (el partido que lo llevó al poder en Nuevo León) carece de toda posibilidad de generar en los próximos tres años los números necesarios de adeptos y simpatizantes para sentar un piso firme que le permitiera al joven mandatario contender por la Presidencia de la República, y tampoco tiene capital político personal suficiente para ello.
La variable de la presencia en los medios virtuales de Samuel García tampoco le puede hacer contrapeso a la correlación de fuerzas que ha logrado Morena en el país y ya está más que visto que las fuerzas en coalición de la oposición no son suficientes como para lograr este cometido, como ya se demostró en el pasado proceso electoral, donde la oposición salió no solo debilitada, sino molesta por haberse coaligado en un proceso que resultó más que incierto.
En términos estrictos, la osadía política siempre debe ir acompañada de fuerza política, por lo que Samuel García no es presidenciable, sino quimera virtual.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
