Startups, un concepto de vanguardia creativa

Vivimos una era de explosión creativa que conduce a la proliferación de startups, emprendimientos que le apuestan al éxito por sobre todas las cosas.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Los vertiginosos cambios en la expansión empresarial a nivel internacional han abierto un sendero hacia la creación de empresas emergentes, también llamadas startups, espacios de oportunidad para nuevos modelos de negocios que propician nuevas cadenas de valor y externalidad corporativa para los mercados y los consumidores.

Las iniciativas empresariales, o en la puesta de una empresa hacia un bien o servicio, no atravesaron jamás en la historia exclusivamente por la inversión de un capital aplicado a un modelo de negocios, sino por el planteamiento y predominio de una idea o concepto de satisfacción de los consumidores, por lo que hacer comprensibles los espacios de demanda, o vacío de consumo, resulta prioritario para entender los grandes éxitos económicos empresariales a nivel global.

El éxito de compañías como Coca-Cola, Microsoft, Ford, entre múltiples ejemplos, pone a prueba la creatividad y es un reto que paulatinamente ha generado un emprendedurismo sin precedentes para empresas emergentes, al grado que los programadores de sistemas más exitosos en nuestros días ni siquiera han llegado a pisar la universidad, muchos de ellos son adolescentes y ya cuentan con un espacio de mercado que ellos mismos abrieron.

La explosiva expansión de los emprendimientos en cibernética y nuevas tecnologías también ha dado paso a la multiplicación de startups, lo cual ha reforzado la idea de que la inversión económica jamás supera a la creación del concepto de consumo, como lo implican instrumentos financieros bancarios, o bien servicios como Uber.

De este modo se confirma que la creatividad es el caballo de Troya del mercado, cuestión que ha hecho que los inversionistas se enfoquen en contratar talento de las universidades y más allá de la educación formal, lo que está poniendo a prueba el hecho de que la inteligencia siempre debe cultivarse, pero que no siempre el cultivo y la cosecha son propios de los sistemas formales de educación.

En este sentido, el talento humano aparece -como siempre lo ha hecho- como una dimensión intrincada e intrínseca de la inteligencia, por lo que no puede ser creado, sino estimulado a nivel social y de manera espontánea nos ha dado lecciones que cuando un ser humano lo presenta, no puede ser explicado ni siquiera a nivel científico, sino como un evento intrincado que le es propio a la naturaleza humana.

Por ende, la receta de las startups no radica en el emprendedurismo per se, es decir, no se trata de poner un negocio a diestra y siniestra y ver si es aceptado y tiene cabida en un mercado; es más complejo que esto, nace de la ponderación de los requerimientos y necesidades de mercado y del talento aplicado, ilustrado en universidades o no, pero predispuesto a la creación de satisfactores de necesidades, en ello estriba su viabilidad y posible éxito.

El denodado aumento en los algoritmos de reclutadores de recursos humanos que hoy le denominan “talento” tiene en sí mismo una connotación de habilidades intrincadas que no todo el mundo posee, pero que invariablemente ha brindado una ventana de oportunidades que trasciende a la educación y sistemas formales de educación, “democratizando la habilidad social” como fuente de provisión de valor en la economía en sus diferentes dimensiones, acercando las oportunidades que en realidad genera el talento mismo hacia la creatividad de modelos de negocios como las startups, que se han ramificado a nivel global.

Este escenario de emprendedurismo guiado por el talento y su creatividad es signo de una nueva era en la construcción del conocimiento y está reorientando la visión empresarial, al grado que la captación de talento por parte de los grandes corporativos ha abierto un espacio inédito que eleva las potencialidades de competencia laboral y social, como signo inequívoco de que la inteligencia es un prodigio humano.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.