Te lo digo, Petra, para que lo entiendas, Pancho

Navidad, navidad, navidad, qué gran mierda para el pueblo y qué festín orgiástico para la clase política.

Es muy cierto que la medida de reorientar la Ley de Remuneraciones de los servidores públicos por parte de AMLO es más que pertinente, como también es cierto que la forma en que intentó realizar la rebaja de los salarios al Poder Judicial es inconsistente y que estos chicos judiciales se salieron con la suya, con justa razón.

Lo contundente, y que va más allá de la Navidad, es que los sueldos de los funcionarios de elite del gobierno son una pinche mentada de madre para el pueblo, que pelos más o pelos menos son en México como 90 millones de personas -perdón si me quedo corto-, cuestión que cuando uno revisa el aguinaldo y sueldito del gobernador del Banco de México, de diputados, no importando si son del limbo federal o local, así como de los secretarios de Estado y senadores, le pide a Dios que baje a la Tierra y castigue esta infamia social que se burla de la pobreza y de la inequidad.

Hasta ahora, y por décadas, el pueblo que vive en condiciones miserables donde la pobreza es inenarrable, se ha tenido que tragar este puto festín orgiástico de los aguinaldos, bonos, prebendas, caricias y otras mamarrachadas de las que la clase política hace nata, cosa que por dignidad humana, y si se puede gubernamental, ya debería dejar de existir.

Pero pedir que la clase política no se sirva del pueblo es tanto como pedirle a Santa Claus que venga en tanga a repartir juguetes, que por cierto, no llegan a los niños pobres y mucho más importante, no les llega el sustento a sus padres que les permita alimentar a sus familias, vivir y no sobrevivir.

Lo culero de todo esto es que el amparo como figura legal es bendita, por lo que surgirán uno y mil cuando se trate de evitar que el sueldo de los funcionarios de alto nivel de lo público sea rebajado o se intente rebajar, cosa que es más que evidente, ya la hemos visto y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos jueces ganan más que el presidente de la República, salomónicamente se evita pedos y no acepta que se le rebajen el sueldo a ningún caca grande. Amén.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.