Variante Delta, el nuevo dolor de cabeza del mundo

Ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni los científicos del planeta han logrado pescar el hilo de la madeja interminable que son las mutaciones del virus de la muerte, que hoy presenta una nueva variante denominada “Delta“.

Hemos transitado del virus de Wuhan a la variante Delta y, en ese trayecto, la capacidad del SARS Cov-2 para replicarse ha crecido tanto que la enfermedad avanza pese a que la vacunación ha ido en aumento y la muerte no tiene el freno esperado por la humanidad.

Las diversas mutaciones del virus son evidencia palpable de que nuestra especie está por vivir mayores expresiones de microorganismos que nos habrán de atacar y que nuestra evolución científica no podrá hacerles frente con la velocidad necesaria. 

Es verdad que nuestro sistema inmunológico y los fármacos que desarrollamos han impedido una tragedia mayor, pero no es menos cierto que el estrés que le hemos provocado al planeta y nuestra irresponsabilidad científica y política en el manejo de lo que desarrollamos y exploramos, ha puesto un enigma para nuestra evolución.

Pero ¿por qué el virus muta? Es evidente que dentro de su pervivencia, como la de todos los seres vivos, los virus experimentan cambios a partir de su adaptabilidad al medio y, por ende, obtienen nuevas características para su existencia; lo mismo ocurre con nosotros, tanto de manera natural como artificial, a través de los fármacos que desarrollamos y que inciden en afirmar nuestro sistema inmunológico. Sin embargo, tanto nuestro sistema inmune como los fármacos que desarrollamos mutan a menor velocidad que los virus.

Hemos vivido y muerto en la convivencia con múltiples virus, muchos de ellos invisibles ante nuestro organismo, pero el covid-19 nos ha enseñado que, una vez que un ser vivo aprende “genéticamente” cómo atacar a otro ser vivo, se vuelve más letal y materializa sus ataques. Nosotros lo hicimos con otras especies, desde el mamut hasta la domesticación de animales, por ello no nos puede extrañar, pero sí alertar, el hecho de que nos enfrentamos a seres vivos que podrían incrementar su “virulencia” hacia nuestra especie como parte misma de la evolución.

Cuando el hombre puso un pie en la Luna, aquello de “no estamos solos”, al encontrar microorganismos activos, lo pasamos por alto, creyendo que todos los seres vivos eran una réplica de los animales inmediatos que conocemos, pero el SARS-Cov-2 nos ha mostrado que no es el tamaño del perro lo que nos debe preocupar, sino su capacidad de pelear.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.