¿Y después de Santiago Nieto?

La salida de Santiago Nieto de uno de los puestos claves de la administración dejará al descubierto las diversas irregularidades que se viven en todo el estado de Hidalgo, por lo que será urgente que el gobernador Julio Menchaca tome acciones al respecto.

Durante su paso por la Procuraduría de Justicia del Estado de Hidalgo, Santiago Nieto Castillo se ha convertido en un gendarme custodio, no sólo de la procuración e impartición de justicia, sino también del manejo de los contrapesos del sistema político, elevando su actuación pública hacia la transición de la Fiscalía, así como la reestructuración de un gobierno que atraviesa por un momento difícil, cuya arista mayor es quitarse de encima al Grupo Universidad y la sombra de la Sosa Nostra.

El espacio que dejará Nieto Castillo en la gerencia del poder y la sistematización de los procesos de la política interna bajo el control de su operación tiene en vilo al gobierno y mantiene dudas en la reestructuración de cuadros políticos de Morena, que debe hacer frente a su evolución política en el inicio de la “precampaña” de Claudia Sheinbaum como coordinadora nacional de la defensa de la 4T, que en su visita a Hidalgo ya marcó el camino de la política interna y dejó ver su adhesión al movimiento estudiantil y la necesaria extinción del Grupo Universidad.

El balance de los logros de Santiago Nieto es favorable en la proyección de la Contraloría Interna, del combate a la corrupción y peculado en la Estafa Siniestra, en el incremento de la autonomía de las Visitadurías, el arqueo continuo a los presidentes municipales, el índice de paz, así como el fortalecimiento de la Fiscalía Electoral como estrategia anticorrupción, pero sobre todos los escenarios, el poder de concreción política que le ha brindado al gobernador Julio Menchaca Salazar, desde una relación que consolida la asesoría estratégica del manejo interno del estado, controlando las incertidumbres y ambigüedades del gobierno.

Santiago Nieto ha sido la voz de Estado en los vínculos visibles e internos con Menchaca Salazar, lo cual le ha permitido al gobierno sortear anomias como la hibridación e infiltración de expriistas, panistas y perredistas que navegan en su contra; los activos políticos del Grupo Universidad; servidores públicos improvisados y el lastre de una burocracia sin profesionalismo, para transitar sin mayores contratiemposen su primer año, pero sin poder contrarrestar  al crimen organizado, el huachicol, el trasiego de droga y armas al amparo de políticos del Congreso local.

La visión positiva que rescata el papel de Santiago Nieto no coincide con la carencia de estrategias políticas de Morena dentro de la estructura de poder del gobierno en Hidalgo, que se debate de manera intestina en un clima político enrarecido, por lo que la ausencia de Nieto Castillo ahondará en el déficit de concreción de la tarea pública al no existir pleno control de la política interna y que el gobierno quedará cercenado.

Este lúgubre escenario pone cuesta arriba el mal momento, que comienza a mostrar más allá de la punta del iceberg entre la corrupción de la clase política local con la delincuencia organizada y la defección de personal en los cuerpos de la policía, así como los contubernios con el Grupo Universidad y su infiltración política desde los resabios de la Sosa Nostra; la carencia de una estructura de operación política con camiseta propia en los municipios; la corrupción y peculado de la  política con consorcios  y la erosión de la tarea pública en materia de seguridad, pobreza, desigualdad, empleo y migración.

Ante este panorama en Hidalgo, ¿qué alternativas tiene Menchaca Salazar frente a la inminente salida de Santiago Nieto?

 


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