¿Año nuevo, vida nueva?

En unas horas estaremos festejando el año nuevo 2019 con la esperanza perenne de que sea un mejor año que el anterior, cosa quimérica y cabrona que nubla los sentidos ante los buenos deseos de propios y extraños por dejar atrás la pesadumbre de la vida cotidiana y sus problemas.

La verdad cruda es que el mundo, entendido como los que habitamos en esta realidad, en su mayoría vive en condiciones miserables e infrahumanas, donde poder tener salud e ir a un hospital es un privilegio que pocos tienen, donde disfrutar de vacaciones en una playa o ciudad del extranjero, e inclusive del país donde uno habita, es un lujo; de igual manera, donde tener un trabajo decente con sustento adecuado es cosa de los menos, los más viven en condiciones miserables, padecen de desnutrición, no tienen acceso a la salud, mueren de hambre, no tienen acceso a la educación y viven en el neoesclavismo, en comunidades marginales, ciudades perdidas, callampas, donde los techos son de lámina o cartón, con llantas encima para detener la precaria construcción.

Vivimos en un mundo perro y desigual, que es producto del control político, cultural y económico de élites que utilizan al Estado y su gobierno para enriquecerse, suelen ser juez y parte, son políticos y al mismo tiempo empresarios, utilizan al ejército y a la policía amparados por el Poder Legislativo y Judicial para reprimir y amordazar a los ciudadanos, creando un espejismo alienante sobre lo que es la patria, el porvenir, el progreso.

Pocas veces admitimos la verdad, pocas veces nos revelamos ante los tiranos, los corruptos y la cultura de las elites, estamos ciegos y avasallados por la reproducción de las conductas ad hoc, nos pesa tener conciencia de clase y social, deambulamos en empleos de mierda y miseria, no usamos nuestra inteligencia para organizarnos con los demás, somos perros del inframundo.

Cada 31de diciembre, nosotros, los residuales, los que vivimos de un empleito con la esperanza de que nuestros hijos rompan la cadena de valor de subalternos, de dependientes o neoesclavos; sentados en nuestra mesa, degustamos una cena, en ocasiones modesta, sin lujos ni parafernalias, pero con amistad, cariño y armonía; los más perviven, suelen no tener cena, esperanza o armonía, la violencia de la pobreza los vulnera y escupe a la cara, mientras los menos disfrutan de vacaciones, cenas, yates, orgias y consumo desmedido.

Te pregunto, ¿es acaso tu realidad mejor que la de hace décadas?, ¿has roto el neoesclavismo de la explotación salarial?, ¿tus hijos te escriben desde el extranjero porque están de vacaciones?, ¿puedes planificar con éxito tus próximos diez años?

Si todo esto es posible, entonces tienes vida nueva, si no, tu vida es tan vieja como el año que dejaremos atrás en unas horas.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.