Claves políticas del conflicto en la UAEH

El conflicto que vive la UAEH tiene sus raíces en la violencia y abusos que han caracterizado desde siempre al Grupo Universidad, que al parecer sólo estaba dormido, no muerto.

La insurgencia y paro de los estudiantes disidentes del Instituto de Artes de la UAEH marca un hito en la radiografía del Grupo Universidad, punta del iceberg de un proceso de control, corrupción y vandalismo porril.

Reducir el conflicto en dicho instituto es uno de los sesgos y miopía que ha pretendido difundir el actual rector, Octavio Castillo Acosta, así como la bancada de Morena en el Congreso, nutrida por miembros del Grupo Universidad, cuyo rostro oculto intenta controlar y minimizar un proceso in crescendo que deja al descubierto las raíces e implicaciones políticas y sociales de la historia siniestra de la máxima casa de estudios de Hidalgo.

CLAVES

El análisis crítico se remonta a la formación de grupos de porrismo estudiantil que el escritor Alfredo Rivera Flores publicó en 2004 en su libro “La Sosa Nostra”, que describe el ascenso de un brazo porril que encuentra en el choque y golpeteo estudiantil la moneda de cambio que genera acuerdos y negociaciones con diversas administraciones del gobierno del estado de Hidalgo, la más célebre fue  la de Guillermo Rosell de la Lama, cuestión que fue manejada por el Grupo Universidad para filtrar la idea de que su presencia era producto de una estrategia política del gobierno para el control estudiantil, bajo la sombra de lo sucedido  en 1968.

El control de la UAEH trajo consigo un efecto de espejismo social donde la modernización de la infraestructura y cuadros de investigadores (en su mayoría egresados de universidades nacionales e internacionales), iniciada por Gerardo Sosa, gestaba un cambio educativo que fue acogido por la ciudadanía hidalguense tratando de encubrir el pasado porril que encabezó la FEUH; posteriormente, queriendo esconder su falange, se creó el CEU (Consejo Estudiantil Universitario), que en la Ley Orgánica de la Universidad extendía su control político de una institución pública.

El control porril se extendió como fuerza política, primero desde el PRI y recientemente en Morena, infiltrando su poder en un esquema de violencia y represión hacia sus cuadros académicos, de investigación y administrativos con la cooptación de una masa acrítica del estudiantado, lo cual permitió penetrar en los escaños gubernamentales que en nuestros días cuentan con la presencia de egresados comprometidos y adoctrinados desde sus vínculos con el Grupo Universidad.

La historia reciente que mantuvo en jaque al Grupo Universidad se dio en la batalla con la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), brazo anticorrupción del gobierno de López Obrador, que detectó el desvío de recursos de la UAEH y la creación de empresas fantasma que fincó un proceso legal en contra de Gerardo Sosa, sin perder de vista a los prestanombres que se encuentran bajo investigación.

Cabe recordar que, en la campaña presidencial de López Obrador, el Grupo Universidad había tejido una relación con el entonces candidato, que en su gira por Pachuca fue inquirido socialmente bajo los gritos: “¡AMLO sí, Sosa no!”, interrumpiendo uno de sus discursos, al cual el morenista contestó: “¡Sí, ya escuché: AMLO sí, Sosa no!”, cuestión que, una vez detenido y encarcelado Gerardo Sosa, verificó el buen oído de López Obrador.

El escenario de violencia que viven los estudiantes del Instituto de Artes no puede ser reducido a la negativa de sostener a su directora, María Teresa Paulin Ríos, ello implica no entender un proceso de desgaste del Grupo Universidad y la evolución política del país desde los cuadros estudiantiles, como la tragedia de Ayotzinapa, que se ubica dentro de las grandes manifestaciones como el otoño francés, la primavera árabe, los estudiantes de Córdoba y ahora, los estudiantes disidentes de la UAEH.

En este contexto, el gobernador Julio Menchaca Salazar se reunirá con Andrés Manuel López Obrador para verificar las obras de remodelación del Reloj de Pachuca, pero sin duda será uno de los temas que los funcionarios tratarán durante su encuentro. Lo que queda en entredicho todavía es si estamos viviendo el trazo de recuperación de la máxima casa de estudios por el gobierno federal y local, o bien, si el Maximato del Grupo Universidad habrá de constituir una historia sin fin.


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