El arte dramático del Grupo Universidad

“Fue la actuación de Paulín Ríos, bajo las añejas prácticas de represión y control estudiantil, las que dieron origen al despliegue de acciones de los estudiantes”.

Se podría pensar que la licenciatura en arte dramático de la UAEH, en la que impartía clases la exdirectora del IDA, María Teresa Paulín Ríos, sólo dota a los alumnos de las técnicas escénicas de la representación histriónica, pero son destacables las escenificaciones expuestas en contra del movimiento estudiantil REBEL-ARTE por parte de Octavio Castillo (vocero de la universidad), de Esteban Rodríguez (líder del CEU) y de la propia Paulín Ríos, que pretenden desvirtuar la verdad histórica creando un drama educativo donde el poder tras bambalinas del Grupo Universidad se victimiza.

Santiago Nieto, el gendarme custodio de la procuración de justicia y democracia de Hidalgo, instado por las denuncias de los estudiantes paristas y sus familiares que resultaron agredidos en reiteradas ocasiones, abrió carpetas de investigación para atender el flagelo porril del Grupo Universidad, las cuales se encuentran en proceso jurídico y deben ser revisadas a fondo para establecer la verdad legal y no una pantomima escénica de artificio dramático.

El verdadero drama de la UAEH es haber sido secuestrada por décadas desde el porrismo y haber creado un negocio privado a partir de una institución pública donde la represión, el clientelismo y el autoritarismo burocrático crearon una dictadura educativa que hoy, bajo la mascarada de criminalización de REBEL-ARTE, pretende instaurar una cortina de humo sobre un movimiento estudiantil que rebasó el control porril, sin sospechar los alcances y significación a los que había llegado la exposición de las prácticas de las que acusó a Teresa Paulín y que abrieron las añejas heridas de la sociedad hidalguense.

La exdirectora del IDA está en todo su derecho de denunciar delitos cometidos contra su persona, pero no se deben confundir las causas con los efectos; fue la actuación de Paulín Ríos, bajo las añejas prácticas de represión y control estudiantil, las que dieron origen al despliegue de acciones de los estudiantes que conformaron el movimiento REBEL-ARTE, y no las acciones de ellos las que motivaron un conflicto de represión y autoritarismo que ha estado presente por décadas en la UAEH y, que ahora pretende criminalizar, como lo ha hecho durante todo este proceso, al movimiento estudiantil parista.

Las piezas de este ajedrez de la dictadura educativa han ido conformando una verdad histórica amañada que se cierne sobre el debilitamiento que acusa REBEL-ARTE desde las negociaciones con la burocracia autoritaria de la UAEH, que percibió con claridad que la conducción de los líderes del movimiento parista no respondía a la magnitud del evento, por lo que su pliego petitorio era peccata minuta en torno a las implicaciones que podría haber esgrimido para extinguir la Ley Orgánica de la universidad y potencialmente al Grupo Universidad.

En este escenario, sin duda, han sido la miopía y la falta de conciencia histórico-social del movimiento REBEL-ARTE las que pavimentaron el camino de control por parte del Grupo Universidad, que lo mismo sacó de las negociaciones al gobernador Julio Menchaca Salazar, que despidió a Paulín Ríos en la pantomima de su renuncia, para entrar en un gatopardismo del evento que culminó avasallando a los estudiantes paristas.

Han trascurrido semanas desde el quiebre estratégico donde Castillo Acosta anunció la suspensión de la mesa de negociaciones, y en todo este tiempo lo que desconcierta es el inmovilismo y carencia de estrategias de REBEL-ARTE para rebelarse frente al arte dramático del Grupo Universidad.


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