El proceso electoral en Hidalgo, más allá del “se dice”

“… Además, la ciudadanía podrá manifestar si está de acuerdo, o no, con la forma en que Morena está gobernando en Hidalgo”.

A casi año y medio de iniciado su mandato, Julio Menchaca Salazar enfrenta enormes retos. Dentro de algunos meses, con nuestro voto los mexicanos elegiremos presidente de la República y diputados federales; además, en Hidalgo se renovará el Congreso local y las 84 presidencias municipales, proceso que representa un paso definitivo para consolidar la Cuarta Transformación.

Para el gobernador hidalguense, antes que nada, se trata de un proceso fundamental para una gobernabilidad que, con el apoyo del Congreso y de los ayuntamientos, permita multiplicar resultados y acelerar el bienestar y el progreso del estado. Además, la ciudadanía podrá manifestar si está de acuerdo, o no, con la forma en que Morena está gobernando en la entidad.

La selección de candidatos a los diferentes cargos resulta vital para este partido. A diferencia de buena parte del país, donde los grandes bloques que conforman Morena y los partidos del Trabajo y Verde, por un lado y, por el otro, el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, en Hidalgo esa selección de aspirantes a puestos de elección popular reflejará los complejos intereses de institutos y grupos políticos. Como el PT, cuya franquicia en la entidad está en manos del Grupo Universidad, que mantiene una larga pugna política con los gobiernos estatales en turno, o el Partido Verde, que el Grupo Plural Independiente del exgobernador Omar Fayad Meneses parece haber avasallado.

Sin embargo, recientemente el diputado Julio Valera salió a calmar las aguas turbulentas y aclaró que hay pláticas permanentes y mesas de trabajo con el Partido Verde para decidir en los próximos días, de manera definitiva, los espacios a los que habrán de tener acceso, es decir, aún nada está definido, pero se avanza a paso firme.

El hecho, por sí mismo, habla de los alcances de Omar Fayad, que lo mismo se da tiempo de atender los asuntos de México en Noruega en su calidad de embajador plenipotenciario, que de extender su vida política en el país otra vez como senador. Y, cuidado, porque en una de esas y si los otros se descuidan, el exgobernador se hace del control de Morena, ya que la dirigencia estatal del partido guinda parece que aún no sabe lo que tiene en las manos, que no ha entendido que la próxima elección es vital para la gobernabilidad en el estado y representa el músculo que puede tener el partido en el poder en la entidad.

Así las cosas, el proceso electoral de 2024 no es un juego de niños y debe tomarse en serio, exige hacer a un lado inexperiencias, compromisos, amigos, compadres y experimentos para, verdaderamente, elegir los mejores perfiles. Para Morena eso es lo verdaderamente importante. Hidalgo se lo agradecerá.


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