Al movimiento estudiantil REBEL-ARTE no le faltan pruebas para comprender que el vocero y el títere de la UAEH, Octavio Castillo Acosta y Esteban Rodríguez Dávila, respectivamente, son el rostro del porrismo y su conducta es la guía espiritual del Grupo Universidad, que tiene lecciones aprendidas de sobra para manejar los hilos de una tiranía educativa sin precedentes en México.
La reproducción hegemónica de esta tiranía educativa se apoya en las añejas prácticas de cooptación por castigo y prebenda, lo que se disfraza con el maquillaje de la “modernidad educativa”, con condiciones falsas de burocratismo autoritario y violento de sus directivos, profesores “a modo” y el CEU-falange de golpeo, así como del avasallamiento de investigadores anquilosados y aburguesados por la teta del SNI (Sistema Nacional de Investigadores).
Lo inverosímil de la ingenuidad de los universitarios disidentes de REBEL-ARTE es que no hayan comprendido que la mesa de negociación del Consejo Universitario es un simulador con tantas horas de vuelo que negociar bajo el esquema de control de la gobernanza actual de la UAEH es quedar presos de una carnicería de candados y laberintos que la Ley Orgánica consagró como la biblia del Grupo Universidad.
¡Cuando Caperucita no sabe dónde está el lobo, se comen a su abuelita! Esta es la analogía lógica del movimiento estudiantil en paro, que ahora nos muestra que nunca estuvo preparado para entender los alcances de su lucha estudiantil y social y que, mientras Castillo Acosta se prepara para correr maratones, los estudiantes disidentes son tortugas del pensamiento y la acción; así como mientras Rodríguez Dávila entrena en el ring del porrismo violento y golpeador, los párvulos de REBEL-ARTE juegan con palitos y plastilina.
Es evidente que el movimiento estudiantil lucha con una venda en los ojos y con las manos atadas, porque no tiene conciencia política de su rol histórico; sus líderes y representantes, cándidamente, no comprenden que la renuncia de Paulín Ríos fue un sacrificio en el cenote de la muerte, pero no el final del imperio del Grupo Universidad, ni que con la reactivación de clases de algunos institutos se traza el quiebre del movimiento, haciendo aparecer a los universitarios disidentes como rijosos y carentes de voluntad de diálogo y negociación, inclusive como delincuentes, estratagema de ajedrez digna de un campeón.
El vocero podrá ser el vocero y el títere podrá ser el títere, pero en los hechos ¿quién es la marioneta del Grupo Universidad?: REBEL-ARTE.
Los estudiantes paristas no corren maratones como el vocero de la UAEH, son tortugas que no entienden que la tiranía educativa del Grupo Universidad ha causado una herida histórica en la sociedad hidalguense, que exige de pie el fin del maximato porril, mientras REBEL-ARTE se pone de rodillas frente a la historia.
