Filosofía de la ciencia (9/12)

  1. La base observacional es teoría pura, y la contrastación no es más que el sometimiento de lo aún no probado con aquello considerado como verdadero. Pero lo verdadero no es una caracterización de nuestras afirmaciones en relación con el mundo, ello comprendería a la contrastación como una prueba con un mundo independiente a toda teoría, como una prueba sin criterios. Lo verdadero es sólo una atribución, confirmada cada vez que contrastamos una teoría en términos de las consideradas como verdaderas.

 

9.1       La tradición sentencia nuestro conocimiento, y únicamente de él, y con él, contrastamos las nuevas teorías. Es nuestro conocimiento el que nos plantea los problemas, y planteamos nuestros problemas bajo sus términos, con su investidura: si dudamos de una teoría nueva, lo hacemos desde un terreno firme, el que no nos permite dudar de nuestras dudas sobre una teoría nueva. La duda ante todo es una confirmación, de los criterios que tenemos para dudar. El paso siguiente es la prueba.

Pero la prueba es sólo la prueba que debe satisfacer toda teoría en los términos de su planteamiento. Probamos una teoría, no con el mundo, sino con las teorías que posibilitaron su dubitabilidad. La contrastación se hace con nuestra construcción teórica del mundo.

 

9.2       Pero alguien puede decir que el mundo está ahí, no lo hemos construido nosotros, se comporta de maneras diversas y seguramente no se deshaga con la extinción del ser humano. Puede decirse también que la mayoría de las veces sus fenómenos escapan de nuestro esquema teórico, por lo cual construimos teorías incesantemente. Pero sin duda hablamos del mundo, y podemos reconocer aspectos que escapan de nuestro conocimiento; sin duda nos referimos a sus extraños comportamientos. Pero hablamos del mundo.

El mundo está ahí, y reconocerle algo que escapa de nuestros esquemas teóricos tan sólo confirma nuestra familiaridad con él: vemos el mundo, y vemos sus aspectos desconocidos, desconocidos con respecto a lo que nos es familiar. Inventamos teorías para explicar aquello, y las contrastamos con el conocimiento que tenemos de él.

 

9.3       La crítica tradicional a la inducción parte de una distracción fundamental: nuestra responsabilidad legisladora. No queremos que los casos particulares justifiquen propiamente una teoría, pero queremos que nuestra teoría esté justificada. El caso es que no nos justificamos en los casos particulares, sino en la norma construida a partir de éstos. En este sentido nuestra norma es nuestra justificación, y apelamos a ella cada vez que el mundo se comporta de manera extraña. Nuestro conocimiento se explica en estas generaciones teóricas, de la forma (x) (PxgTx), siendo x cualquier entidad, P el conjunto de los predicados deslindados y T su nombre legislado y validado en el empleo científico, consuetudinario. No importa si los casos pueden ampliar a P, o si alguno puede desvirtuar alguno de sus elementos, porque de hecho no podríamos reconocer ello. En todo caso reconocemos tan sólo aquello que escapa de nuestro conocimiento, aquello que es extraño a nuestra familiaridad normativa.

¿Pero alguno llega a dudar la verdad de que todos los cuervos son negros? Dudamos de la afirmación de alguien cuando nos dice que ha visto un ente semejante a un cuervo, excepto por el color que lo caracteriza. Pero ha visto un animal muy parecido a un cuervo, mas no ha visto un cuervo, porque todos los cuervos son negros. La justificación no es el número finito de casos en que se ha visto que todos los cuervos son negros, sino en que hemos sido nosotros los que hemos dicho “Todos los cuervos son negros”.

 

9.4       Una teoría nueva se contrasta, no con el mundo, sino con nuestro conocimiento del mundo, con nuestras normas científicas.

 

Continúa (10/12)

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".