La campaña del miedo de la oposición

“La estrategia de la oposición centrada en el miedo transmite pesimismo, el cual genera un rechazo hacia los partidos que históricamente jamás pudieron revertir el hambre, la pobreza y la desigualdad social”.

Inverosímil ha resultado para la ciudadanía la campaña de miedo emprendida por la oposición, que inició con las fotografías de su abanderada, Xóchitl Gálvez, portando una veladora.

 

El lúgubre escenario que escogió la candidata oriunda de Tepatepec envió un mensaje político que resultó un tiro por la culata, porque la ciudadanía entendió que se trataba del epitafio anticipado de su derrota y no la advertencia de un México preso del temor y la desolación.

 

Norbert Lechner señaló: “Los miedos son una motivación poderosa de la actividad humana y en particular de la política”, frase en la que parecen estarse inspirando las y los candidatos de la oposición. Sin ir más lejos: los discursos de Carolina Viggiano y Francisco Olvera rematan con la advertencia del “miedo o temor” que tiene la ciudadanía. Sin embargo, la estrategia ha iniciado de manera fallida, porque la viabilidad de las propuestas que promete el oficialismo en voz de sus candidatas y candidatos ha creado un clima de animación social sin precedentes.

 

Nuevamente la oposición equivoca la estrategia política, nuevamente las sombras de la derrota se precipitan porque no puede sacudirse de su pasado, que se ha vuelto sinónimo de descrédito y repudio social.

 

El análisis de la incertidumbre política que vive la oposición indica que debió trabajar en una campaña centrada en propuestas de mejora social que superaran los logros -al menos de dicho- que han alcanzado las reformas del oficialismo, cuestión que podría haber creado un escenario que alimentara en la ciudadanía un proyecto de alcances mayores a los que propone el gobierno guinda y su hoy abanderada presidencial, Claudia Sheinbaum.

 

Por el contrario, la estrategia de la oposición centrada en el miedo transmite pesimismo, el cual genera un rechazo hacia los partidos que históricamente jamás pudieron revertir el hambre, la pobreza y la desigualdad social.

 

Esta paradoja política ha creado un efecto contraproducente para la oposición, que se percibe pesimista, derrotista y, por ende, sin posibilidades de cambiar la realidad social para bien de la ciudadanía.

 

Cabe recordar que la campaña y estrategia del miedo en Hidalgo inició advirtiendo que el proceso electoral del 2 de junio sería el más violento de la historia nacional, aunque muy oportunamente el gobernador Menchaca Salazar señaló que no hay indicios de “focos rojos” y que se vivirá un proceso político en paz.

 

Respecto a esta campaña del miedo habría que preguntarse quién asesora o brinda consultoría política a la oposición a nivel nacional, porque una de las premisas de la neuropolítica es que cuando alguien intenta crear un escenario que ya está siendo atendido, se vuelve en su contra; es decir, mientras el gobierno guinda habla de construir un país y sus programas sociales atienden a diversos sectores, la oposición de manera derrotista habla del miedo sin haber realizado ninguna acción para contrarrestarlo.

 

La oposición confunde peras con manzanas y su estrategia que habla del deterioro, destrucción y miedo en el país ya creó deterioro, destrucción y miedo de su imagen entre la ciudadanía.

 

Cuando en cualquier escenario creas dobles discursos, terminas por sucumbir frente a la reacción social. La oposición está tan empeñada en difundir la imagen del miedo, que termina creando para sí una imagen que inspira miedo.


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