La democracia del opresor

Debemos entender que la democracia no se basa en la competencia, sino en la colaboración social; de lo contrario, seguiremos condenados a servir a quienes ostentan el poder.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Desde el liberalismo político hasta las formas representativas de la democracia neoliberal, se ha hecho creer -y en los hechos existen muchos absurdos y pendejos que lo creen- que la democracia presupone “competencia” y que la vemos por igual en los sujetos sociales y en organismos de la sociedad civil o partidos políticos, lo cual merece hacer una precisión de fondo.

Los seres humanos no nos generamos como especie en la competencia sino en la sobrevivencia del vivir, todos aquellos que sostienen que la competencia la traemos en los genes son reverendos imbéciles, porque nuestra especie floreció en la colaboración, el hombre primitivo se unió en colaboración, esto es fundamental para establecer que “la competencia y la competitividad” son opuestas a nuestra genética de colaboración, que en el fondo es la simbiosis de nuestra especie.

La verdad de la verdad, como admite Chomsky, es que la economía de mercado ha naturalizado la competencia en detrimento de la colaboración social y, con ello, garantiza los intereses egoístas de apropiación material y la propiedad privada, incluso tratando de hacer sinonimias entre libertad, democracia, propiedad privada y mercado.

Pero lo que prima en realidad es que en la competencia alguien gana y alguien pierde, mientras que en la colaboración todos construimos la realidad sin distinción y sin dobleces; sin embargo, la competencia nos enfrenta y conflictúa, porque para tener el espacio-objeto debemos demeritar al otro.

La libertad es colaboración social y la democracia como régimen político debe expresarse en la colaboración social, en dejar ser y aparecer al otro, porque el otro es tan vital e importante como nosotros mismos. Entendamos y no nos apendejemos ni nos dejemos apendejar: los seres humanos nacemos en colaboración y la construcción de intereses egoístas y mezquinos es lo que nos separa; hoy, el problema de abasto de agua lo evidencia, algunos se apropian de ella y la mayoría sucumbe no por falta de agua, sino de colaboración social.

El presidente López Obrador ha criticado con la certidumbre histórica cómo las potencias impiden la colaboración solidaria internacional y al mismo tiempo se adjudican el calificativo de “demócratas”, mientras al igual que Estados Unidos con la invasión a Vietnam, Rusia invade Ucrania. ¿Qué ejemplo de democracia y de postura democrática es este?

 

No nos confundamos: la democracia es un régimen político proclive a la cooperación social, las teorías que niegan este principio, en realidad, son proclives a la democracia de los opresores.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.