Pedraza y Filiberto, las piedras en el zapato del PRI

Desde inicios de 2017 Ixmiquilpan fue el escenario de protestas sociales acaloradas que construían poco a poco la imagen de ingobernabilidad del estado, con hipótesis varias referentes a grupos civiles armados con patrones similares a las autodefensas.
El misterio perduró durante meses sin conocer al autor intelectual del conflicto, que en ocasiones bloqueó el paso al gobernador del estado y financió la adquisición de armas que debieron tener un costo en el mercado negro.
Finalmente las piezas embonaron el pasado fin de semana con el nombramiento de la nueva dirigencia priista en la que, dicen, la secretaria general lleva la venia de Roberto Pedraza Martínez, el mercenario del Valle del Mezquital.
Pedraza Martínez se ha construido un nombre a base de postulados sociales en pos de las comunidades indígenas, aunque podría parecer que se trata de un cacique venido a más en condiciones “dudosas” al estilo de la política ochentera mexicana, con accidentes y muertes fortuitas, según lo cuentan las voces del Valle.
Se cuenta que al paso del tiempo su fortuna creció a la par de la pobreza de sus agremiados, se hizo de un grupo político cuya cifra de integrantes es menor a la de inmigrantes de la región, y ganó fama de censurador a través de amedrentamientos verbales y físicos; en la región, dicen, no es bueno llevarle la contra al líder hñähñú.
Fiel a su estilo politiquero, Pedraza se vale de discursos populacheros sin fondo ni forma; pobre de ideología y falto de conocimientos técnicos, brinda apoyos y gestiones de bajo rendimiento para sostener su imagen de líder moral cada día más resquebrajada.
Incrédulo ante la idea de no ser protagonista de la presente administración estatal y olvidadizo de los insultos propinados al gobernador Omar Fayad Meneses, Roberto Pedraza se puso la tarea de generar suficiente caos para ser tomado en cuenta.
El líder del Consejo Supremo Hñähñú vendió la vida de dos ixmiquilpenses a cambio de espacios políticos, dicen en los rincones.
La desafortunada en gozar del favor de Roberto Pedraza es Erika Rodríguez Hernández, actual secretaria general del CDE PRI Hidalgo, aunque aquí su servidor ha de ser salomónico al reconocer la estatura política de Rodríguez Hernández y ver mal sus enlaces políticos.
Difícil tarea le espera a la secretaria general, que deberá deslindarse de quien busca beneficiarse de su imagen, pues ella posee una carrera prometedora con un compromiso político del que en algún momento dio sendas muestras.
Roberto Pedraza, satisfecho, ha tenido la bondad de pedir a sus financiados devolver los vehículos robados a las fuerzas policiacas durante los enfrentamientos del “gasolinazo” en Ixmiquilpan, por si se dudaba maliciosamente del garbo y etiqueta del líder hñähñú confundiéndole con modos de vulgar judicial a cargo del Negro Durazo.
No conforme con este decoroso ejercicio anteponiendo el bienestar social, los priistas siguen dando de qué hablar y le ha tocado el turno a Filiberto Hernández Monzalvo, exalcalde de Mineral de la Reforma, quien también goza de una impecable reputación cuyo mayor adjetivo es la honestidad… o por lo menos fue la imagen construida a través de José Francisco Olvera Ruiz y Ricardo Crespo Arroyo durante su gestión como presidente municipal. Por eso resulta alarmante que el actual alcalde de Mineral de la Reforma, el panista Raúl Camacho Baños, presente formal denuncia contra su antecesor por exorbitantes cantidades de dinero del erario público no justificadas.
Esta cuestión la debió prever el grupo olverista, pues convirtió a Mineral de la Reforma en una descarada caja chica; curiosamente quienes mayor provecho obtuvieron fueron los integrantes del grupo político de Ricardo Crespo Arroyo, quien hábilmente envió a su exsecretario particular, Joel Sánchez Uribe, como presidente del Comité Municipal.
Cuentan en El Invencible que fue Filiberto Hernández quien expidió una nómina especial bastante jugosa en favor de Sánchez Uribe, que logró con esas prebendas constituir su restaurante “La Tertulia”, ubicado en una concurrida calle de la capital. Si bien se trata de cotilleos de pasillo, no estaría de más una minuciosa revisión fiscal.
A tanto llegó Hernández Monzalvo para obtener favores políticos que, cuentan, en nómina aparecía también el exsecretario de Organización como beneficiario quincenal de lo que ahora se califica como ilícito del orden penal.
Los mineralenses nunca ocultaron su molestia con su pasado alcalde y se manifestaron en diversas formas señalando puntualmente la deplorable situación por la que atravesaban, pero tuvo que transcurrir el periodo administrativo completo para el arribo de un alcalde panista sin compromisos políticos para tolerar el desfalco.
Ahora se muestran en diversas fotos las imágenes de Camacho Baños denunciando a Hernández Monzalvo en compañía de los regidores priistas que en algún momento tuvieron que ver o fueron beneficiados por este tipo de acciones.
Dentro de algún tiempo podremos ver los resultados finales de esta denuncia que, esperemos, no se trate únicamente de un juego mediático en pos de cargos de elección popular en 2018 ni una forma de ocultar el trabajo que debe estar realizando el ayuntamiento.
Será una semana agitada para los priistas que augura difíciles panoramas electorales con la capital como prueba de fuego. ¿Podrán recuperarla?