¿Quién tiene la culpa de la inseguridad en Pachuca?

II PARTE

A mediados del siglo XX Pachuca se caracterizó por su amplia barra de servicios de prostitución y drogas; tuvieron que pasar décadas para poder desterrar la zona roja a orillas de la mancha urbana, mientras que el narcomenudeo sigue latente.

El penal de seguridad también ha generado diversos problemas, como el sangriento motín, durante la década de los ochenta, que dio muerte al director Roberto Baca Morales, o la fuga de delincuentes “famosos” como Alfredo Ríos Galeana “El Charro Misterioso”, poniendo a contraluz una alarmante red de corrupción en los organismos de seguridad estatales.

Más adelante Pachuca vivió a merced de la FEUH, que a través de grupos de porros cometía delitos diversos, historias que se pueden escuchar en todos los rincones de la capital hidalguense.

Precisamente la gran cantidad de oferta educativa en la ciudad le ha permitido al crimen organizado ampliar su presencia a través de narcomenudistas que son reclutados de entre los propios estudiantes o establecimientos cercanos a ellos. Durante la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón se generó una avalancha de arrestos en el sector juvenil por portación, consumo o narcomenudeo de sustancias tóxicas, a pesar de lo cual aún es un delito plenamente arraigado.

Desde 2016, repentinamente los índices de inseguridad han aumentado alarmantemente con delitos que van desde robo de casa-habitación o automóviles, asaltos con algún tipo de arma, homicidios, violaciones y hasta balaceras que han puesto en entredicho la presencia del crimen organizado en la entidad.

El tema que envió a Pachuca –una vez más- al plano nacional fue la construcción de una capilla por parte del líder del grupo de Los Zetas en la colonia El Tezontle, donde aún se escuchan diversos mitos y leyendas del famoso cártel.

Independientemente del tema, se ha visto una repercusión directa en el desarrollo de la vida cotidiana de los pachuqueños por el alza de delitos que hace pensar en una ausencia de cuerpos de seguridad, o que su respuesta suele ser tardía o sin buenos resultados.

Ya se ha informado que algunos de los policías no aprueban los estándares de confiabilidad, por lo cual se ha puesto especial interés en su capacitación y profesionalización, aportando también un importante recurso al tema.

De un momento a otro también se comienza a hablar de un alto número de mujeres víctimas de diversos delitos, entre los que destacan el homicidio y la violación, por lo que Pachuca podría ingresar a uno de los peores listados del país.

Son los asaltos en las más concurridas plazas comerciales los que ocasionan mayor miedo entre la población, ya que generalmente son foros de asistencia familiar en los que muy esporádicamente se producían incidentes.

Ni hablar de los feudos que existen en colonias de bajo perfil económico, donde los delitos se vuelven costumbre sin ningún tipo de autoridad que pueda contrarrestar o diezmarlos.

Pese a todo, los graves problemas de Pachuca aún pueden reducirse, tal como lo han hecho algunos encargados del tema, que daban prioridad al manejo de los elementos de seguridad en forma coordinada y siempre bajo supervisión.

Otro de los buenos ejercicios que alguna vez se llevaron a cabo fue la difusión de una cultura cívica y de denuncia a la población en general, los policías se responsabilizaban de sus rondas pero se presentaban ante la población que tenían bajo su encargo, y se hacía la división en sectores con priorización de delitos a prevenir o el constante monitoreo por regiones.

YOLANDA TELLERÍA BELTRÁN, alcaldesa de Pachuca, se ha visto rebasada en esta difícil tarea por diversas cuestiones, entre las que no se pueden pasar por alto los constantes intentos por sabotear su mandato a través del descontento ciudadano; sin embargo, esto no la exime de sus responsabilidades. La presidenta municipal deberá mostrar efectivos resultados en seguridad, tema que podría arrebatarle a los blanquiazules su permanencia en la capital.

Mientras que los diputados locales panistas GLORIA ROMERO y MIGUEL URIBE no atan ni desatan, y por cierto, parecen manejar un rumbo político distinto al de su compañera de partido, Tellería Beltrán, por lo que no sólo marcan su distancia de ella, sino que han permanecido como meros espectadores en el tema que concierne a sus representados.

La guerra contra Yoli Tellería no surge inesperadamente, pues es el mejor cuadro femenino dentro del PAN, al ganar una alcaldía sin esfuerzos porque cuenta con la aprobación ciudadana, lo cual motiva el fuego amigo de sus compañeros de militancia, al mismo tiempo que de la oposición.

Por su parte, el diputado federal ALFREDO BEJOS NICOLÁS no se ha caracterizado por ningún tipo de trabajo.

La Bella Airosa deberá ser reforzada en el tópico de seguridad antes de que la molestia ciudadana se manifieste de formas violentas o se ponga de moda el linchamiento.