Ser y Devenir 42

Por las noches hacíamos fuego con los restos de madera que tomábamos de las construcciones, atizando con cartones y montones de periódico que recopilábamos por doquier. La jornada consistía en conseguir bienes, dinero y comida que al final del día nos reunía a todos en el sótano de La Raza. No siempre había buenas noticias, hubo noches en que no comíamos nada, y cuando la comida era escasa dejábamos que los más pequeños se alimentaran. Por Puerquito no me preocupaba, comía basura en todas partes y se atascaba.

—¿Me enseñas a leer? —me pregunta La Calabaza. Miro sus intensos ojos negros, su boca apretando los labios y sus cejas arqueadas por la seriedad de sus palabras.

El empirismo pretende fundamentar el conocimiento de manera experimental y no racional como Descartes. Somos página en blanco, la famosa tabula rasa de Locke, y hasta que experimentamos el mundo tenemos las primeras impresiones y, por consiguiente, las ideas (la reflexión que tenemos de dichas impresiones). El racionalismo parte de principios universales, verdades absolutas que de algún modo la facultad racional nos permitirá descubrir. En cambio, el empirismo es pragmático, se reconoce el egoísmo humano pero también su dependencia colectiva, sin embargo, en vez de formular una resolución teórica que fundamente la jerarquización de una u otra alternativa, el empirismo exige resoluciones prácticas, es decir, cómo le hacemos para poder vivir y convivir en equilibrio. Tiene un punto de partida anti-idealista, de que no hay una instancia trascendental que va a justificar nuestro conocimiento o moralidad; sino algo más convencional. Es decir, esto es lo que somos y no tenemos acceso más allá de nuestras experiencias sensibles. ¿Qué nos queda por hacer? Llegar a acuerdos.

Termino de reflexionar y todos se me quedan viendo. Nuestras sombras se proyectan filosóficamente por la fogata en constante movimiento. La conciencia contra la caverna a través de sus primeras preguntas.

—¿Crees en Dios? —me pregunta el Proto.

—¿En cuál Dios? —contesto luego de una pausa.

—Chale, cómo cuál. ¡No seas mamón!

—Yo no creo que exista —dice el Comanche—. Ese Proto es bien mocho.

—Tú también crees en Dios, Comanche —le revira la Ñera—. ¡No te hagas!

—Yo creo que Dios es la tierra —dice serenamente el Alebrije.

—¡Yo quiero aprender a leer! —reclama la Calabaza.

Si el racionalismo parte de que hay principios morales fundamentales que la razón llega a descubrir, la moral empirista parte de ciertas características del humano, e.g., se atrae y se repele, depende de los otros pero quiere ser independiente; no importan las razones, simplemente así sucede. La superación del problema reside en un criterio pragmático y no dogmático. Aquí es donde la filosofía tiene una proyección con la historia, los hechos concretos e identidad cultural, en este caso el empirismo británico y su relación con la libertad económica y el pragmatismo. El mundo anglosajón. Por otra parte, Francia mantiene con orgullo el racionalismo, porque es suyo. ¿Qué significa ser francés? Heredero de la revolución francesa, buenos vinos y buenos quesos, y ser racionalista. Vínculo total entre la filosofía y la cultura, una proyección no sólo política sino de identidad a través de la autoconciencia y el autoconocimiento.

—¿Y aquí en México qué filosofía es? —me pregunta Samantha.

 

Continúa 43

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".