Sosa, ¿el poder detrás del movimiento estudiantil REBEL-ARTE?

El Grupo Universidad habría articulado al movimiento REBEL-ARTE para revitalizar la manipulación del control universitario y rejuvenecer las prácticas políticas de cara al proceso electoral del 2024.

La renuncia de María Teresa Paulín Ríos como directora del Instituto de Artes de la UAEH, es un daño colateral menor, sin peso ni expectativas de cambio y reestructuración del poder del Grupo Universidad, situación análoga que ocurriría con la destitución del rector Octavio Castillo Acosta o de Esteban Rodríguez Dávila, líder del CEU.

El movimiento disidente REBEL-ARTE, cuyo eslogan es “La garza está muerta, nosotros estamos vivos”, ha trascendido las fronteras de Hidalgo y se han unido en solidaridad estudiantes de la UNAM, el IPN y Chapingo, pero también ha motivado los pronunciamientos de estudiantes de universidades privadas y recientemente del Instituto Tecnológico de Pachuca. Esta situación le ha dado un giro de 180 grados a lo acontecido, pues desborda las pretensiones iniciales del colectivo y matizó la advertencia de sus representantes de desterrar a la Sosa Nostrade la Universidad.

Las declaraciones del gobernador Julio Menchaca Salazar sobre la renuncia de Paulín Ríos como signo de “buena señal”, no advierten que el movimiento tiene la fuerza para ir más allá del cese del rector, directivos y del líder del CEU, porque de lo contrario echaría por tierra un movimiento estudiantil que tiene en jaque al Grupo Universidad y la posibilidad de derogar la Ley Orgánica de UAEH y escribir con ello una nueva historia de gobernanza universitaria.

En la otra cara de la moneda, la filtración de audios del diputado de Ixmiquilpan del PT, Edgar H.D., detenido desde hace unos días, agiganta el escenario de que el movimiento de estudiantes disidentes es una cortina de humo del poder tras bambalinas del Grupo Universidad y que su infiltración en la política local habría articulado al movimiento de REBEL-ARTE para limpiar y encubrir su intervención y control  de actores de la clase política en Hidalgo y así dar paso a una nueva era de poder a través del gatopardismo que revitalice la manipulación del control universitario  para rejuvenecer las prácticas políticas de cara al proceso electoral del 2024.

El hilo conductor del movimiento estudiantil disidente sería el caballo político de la batalla del Grupo Universidad para “eliminar toda posibilidad de su destierro”, hacer parecer “que todo cambia para que nada cambie” y con ello garantizar con nuevos nombres de la estructura de poder universitario su pervivencia por encima de las lógicas de la política local, situación nada ilógica, porque el control de la UAEH ha creado dividendos políticos y económicos por décadas, disfrazando su violencia con espejismos de racionalidad académica y evolución educativa.

La fragilidad de la política interna en Hidalgo evidencia lo manipulables que son sus escenarios, cuestión que vuelve viable y posible el poder tras bambalinas del movimiento de los estudiantes disidentes de REBEL-ARTE, que podrían estar encarnando la estrategia política de pervivencia del Grupo Universidad.

 

¿Será verdad que la garza está muerta?


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