El sucio juego del financiamiento privado

En la democracia, como en el beisbol,  es muy difícil mantener el sin hit ni carrera, menos aún el juego perfecto. La democracia electoral en México, fase previa a la etapa democrática, se encuentra muy lejana a una blanqueada, más bien se asemeja a un juego con muchos errores, pifias, desatinos en el bateo, imprecisiones y torpezas, donde casi siempre sale golpeado por un wild pitch el mismísimo umpire, es decir, el presidente consejero del INE.

Pues así como ocurre en la recta final de una larga temporada, la fuerza de la opinión pública doblegó a los partidos políticos para que aceptaran regresar los recursos asignados para el ejercicio 2017; sin embargo, con cinismo y populismo, los tricolores propusieron de plano entregar todas las prerrogativas que suponen también las de 2018 para apoyar la reconstrucción de las zonas afectadas. Un noble gesto quedó opacado por la demagogia porque al final de cuentas a los partidos les preocupa, más que la filantropía, liberarse del candado que parecía sagrado: el acceso al financiamiento privado.

Sin pudor e instalados en el libertinaje de las fuerzas del mercado capitalista, los astutos partidos lograron la fantástica doble matanza: por un lado, limpiar la imagen de egoísmo y mezquindad que provocó todo un movimiento de presión en su contra y entregar los recursos públicos asignados a las causa de la reconstrucción; y por otro, se quitaron la careta de puritana que los obligaba a transparentar el origen de los recursos y entregarse al mejor postor, para operar como empresa y no como instituto político.

Como ocurre en la gran carpa beisbolera, se acabaron las señales de engaño: todos los partidos van directo al home plate por el dinero de particulares, lo mismo en pomposas donaciones que en capital de (muy) dudosa procedencia. Así las cosas, en esta ocasión el costo de tan audaz jugada sólo permite advertir graves conflictos que se traducirán en una elección inédita, una elección descarada donde los particulares le apuestan, como en el palenque, a su mejor gallo. ¡Hagan sus apuestas, señores empresarios, narcos, extranjeros! Ahora de poco valdrá la calidad de las campañas, lo importante será invertir en un producto mercadológico sin el chocoso tope presupuestal.

Como ocurre con los deportes profesionales, los equipos con mayor poder económico suelen formar trabucos que constantemente se apoderan de todos los premios: Yankees, Boston, Dodgers, recientemente los Cachorros de Chicago y su carísima maquinaria financiera  logró el milagro de ganar una Serie Mundial luego de 108 años. Pasa lo mismo en el futbol con el Real Madrid, el Bayern München, Barcelona, PSG.

Recordemos, por ejemplo, la magia que consigue el dinero: el empresario Vicente Fox con el apoyo de Lino Korrodi constituyó el grupo de amigos (empresarios) de Fox, que no era más que la organización creada ex profeso para rebasar el presupuesto del entonces INE, el resultado: Vicente Fox derrotó al PRI.

Bajo esta lógica, que además considera otros factores estratégicos y coyunturales, la fuerza del dinero puede llevar a la Presidencia a quien se aplique más a la recolección. Recordemos que hay quien interpreta la política como el arte de lo imposible, otros piensan que en política es más importante el fin (poder) y se justifican los medio$, así con traiciones y argucias que sumadas a la corrupción sobre el origen de los recursos se le facilita el acceso al crimen organizado, particularmente al narcotráfico a subvencionar a la política nacional, entre otros agentes que no deberían financiar la democracia. Por otro lado, se encuentran los empresarios, éstos que no dan base por bola sin que al menos se cobren el favor como la mafia, con una agenda muy específica al que someterán a la clase política como aprobar una reforma laboral (propatronal) que buscaría privilegiar  los intereses del capital privado por encima de los derechos de los trabajadores.

En la peligrosa zona de tres bolas y dos strikes se encuentra la ciudadanía; en la encrucijada de decidir si va por la opción populista de redireccionar el presupuesto a los damnificados mediante la obtención de recursos de cualquier padrote, o buscar un equilibrio entre el monto de los recursos para que alcance para damnificados y partidos sin exponer a la democracia a los intereses del financiamiento privado, porque así supondría  cancelar la competencia “limpia” y las elecciones serían una ridícula comedia caracterizada por la guerra de capitales.

Bajo estas condiciones, para qué jugar a la democracia, especialmente cuando de antemano se sabe que los puestos de elección popular se decidirán no en la urnas, sino en los montos de los cheques de los patrocinadores.

Por: Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.






TRES BOLAS Y DOS STRIKES - Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.