En la historia al revés, el Grupo Universidad pretende hacer creer que fue Caperucita quien se comió al lobo feroz de manera artera y sin escrúpulos, es decir, que el movimiento estudiantil REBEL-ARTE fue quien agredió e injurió a las “autoridades de la UAEH”, al vocero Octavio Castillo y al líder porril Esteban Rodríguez, y el Consejo Universitario -que mantiene una dictadura educativa- ha comunicado que la “violencia ha interrumpido el diálogo constructivo”.
Con estas declaraciones el Grupo Universidad busca borrar la verdad histórica del movimiento estudiantil refrendando su postura de dejar fuera de la “mesa de diálogo” al gobernador Julio Menchaca Salazar, cuestión que en realidad esconde el temor a las variables de recuperación política y control social de la UAEH frente a un movimiento estudiantil que rebasó en su clímax al poder porril y la estructura burocrática de golpeo que encabeza Castillo Acosta, quien con la la impotencia de no tener argumentos válidos, ha preferido correr y hacer mutis desde la simulación y la infamia.
Carente de memoria histórica de este proceso estudiantil disidente, Octavio Castillo y el séquito del Consejo Universitario olvidan que quien agredió e injurió a los estudiantes fue el brazo porril y la estructura burocrática de golpeo del Grupo Universidad, al grado que el procurador Santiago Nieto hizo público que existen carpetas de investigación sobre quienes violentaron las manifestaciones pacíficas de los estudiantes paristas.
El incendiario discurso porril del “líder del CEU”, Esteban Rodríguez, pretendiendo criminalizar a los estudiantes del Instituto de Artes, apoyado en amenazas y bravatas que ya habían sido esgrimidas en la historia al revés de la “carta de no represalias” de Castillo Acosta, fue el preámbulo para la ruptura de mediación del gobernador, precisamente porque dejar fuera al gobierno es decapitar al movimiento estudiantil, que queda preso de la Ley Orgánica que es la camisa de fuerza porril del Grupo Universidad, cuyos candados antidemocráticos, vericuetos porriles y subterfugios gangsteriles le garantizan su pervivencia con el disfraz de una “Carta Magna Universitaria”.
Castillo Acosta, desde una retórica inverosímil, pretende aparecer en los medios como una víctima de los estudiantes paristas y apela para darle carpetazo a la mediación del gobernador a la “autonomía universitaria”, intención que en realidad esconde la ínsula porril de poder con que se maneja la “independencia universitaria” a modo de los cuerpos porriles burocráticos de esta dictadura educativa.
Octavio Castillo habla de la “autonomía universitaria” para maquillar la dictadura educativa que el porrismo de la UAEH utiliza como estructura de impunidad del Grupo Universidad, que por décadas ha violentado las voces de libertad universitaria, acallando con violencia e injurias cualquier intento por democratizar a la máxima casa de estudios que ha vivido secuestrada y sometida en complicidad con las estructuras del gobierno de Hidalgo.
