Francisco Olvera, ejemplar pupilo de Gerardo Sosa

José Francisco Olvera Ruiz proviene de las huestes de porros universitarios de Gerardo Sosa Castelán, época durante la que se le vinculó con la supuesta violación tumultuaria a una famosa cantante, quien durante su último año como gobernador inauguró la tradicional feria pachuqueña.

Como encargado del Poder Ejecutivo, cuentan que hizo evidentes sus inseguridades al prohibir la presencia de Omar Fayad Meneses, a quien culpaba de la derrota en urnas y el triunfo de Xóchitl Gálvez, pues Olvera Ruiz mostró baja tolerancia a la frustración que le causó el rechazo ciudadano.

Estos rencores arrojaron las traiciones del año 2016, donde el gabinete hidalguense trabajó en contra de Fayad y el resto de candidatos priistas. Quién pensaría que ahora Aunard de la Rocha Waite, principal operador contra el PRI, se sumó a la campaña del candidato presidencial, solamente que omitió decir que él únicamente sabe manejar finanzas, y que dicho sea de paso dejó millones sin aclarar.

Entre el séquito fiel a Francisco Olvera se encuentran los exlegisladores que pasaron sus períodos entre borracheras y violencia familiar, según las decenas de denuncias ciudadanas: Miguel Romero Olivares y Javier Amador de la Fuente, personajes que basta escuchar cinco minutos para saber que sus mayores atributos son sombrerear a su jefe y aplaudir.

Pero es un joven e inescrupuloso personaje el que hilvana la historia actual entre Olvera Ruiz y su antiguo patrón, Gerardo Sosa: Carlos García Monzalvo, ahijado predilecto del exgobernador, quien dijo en reiteradas ocasiones en convivencias privadas que le consideraba como un hijo, por lo que intentó foguearlo en las lides políticas nombrándolo subsecretario de Organización en el CDE del PRI Hidalgo, a cargo de su fiel vasallo: Ricardo Crespo Arroyo.

Curiosamente, García Monzalvo es hijo de Carlos García Reyes, trabajador de la UAEH y ubicado como personaje de máxima confianza de Gerardo Sosa, pero no fue el único hijo de personajes del Grupo Universidad que fueron cobijados por Francisco Olvera en una muestra de trabajo conjunto, además se cuenta la entrañable amistad de Ricardo Crespo Arroyo y Antonio Mota Rojas.

Ahora el grupo de los olveristas resentidos se da a la tarea de levantar redes sociales buscando desesperadamente sobrevivir con influencia en la opinión pública para abundar en comentarios que denigren al actual gobernador y, de igual modo, confabulan y apoyan enteramente al Grupo Universidad en su viacrucis contra los inquilinos de la Plaza Juárez.

Detrás de las pretensiones de candidatos universitarios se encuentra operando el grupo olverista, ambos rebosantes de jóvenes fracasos en la política hidalguense por su falta de capacidad e inteligencia, pero que aprendiendo bien de sus maestros prefieren llorar amargamente su dolor culpando a los corruptos que no les permiten brillar y destacar.

La posible rendición de cuentas de los olveristas causó gran alarma con el arresto de Filiberto Hernández Monzalvo, exalcalde de Mineral de la Reforma, quien desapareció millones de pesos –según se cuenta, con permiso del Ejecutivo-. de los cuales buena cantidad fue a dar a las bolsas del exgobernador y el exdirigente estatal del PRI, que hasta negocios particulares logró financiar.

Entre las casualidades de la política hidalguense, al arresto sobrevino el levantamiento de la huelga universitaria y la intensificación de la denigración del gobernador Omar Fayad en redes sociales.

Parece que los porros de Hidalgo quieren volver a sus años delictivos con goce de impunidad y tratando de rebasar a un gobernador que odian porque no les permite robar a gusto y que les probó magistralmente que posee mayor estatura política que todos ellos juntos.