POR LA CDMX. Frente Chaquetero vs. Bronceados Guadalupanos

Es un día soleado. El parque repleto, los jugadores listos y colocados en cada una de las posiciones, los bateadores a punto de pararse en el plato y el grito de play ball anuncia el arranque de la (pre)campaña por el título de campeón de la Ciudad de México.

En la gran urbe la disputa es directamente proporcional a los recursos económicos que genera. Los emisarios de la justicia social, del acarreo y el puritanismo autodenominados: “Frente Chaquetero Pro-Iglesia y CapitalSocial” se enfrentan a los mesiánicos-juaristas- cristianos reconocidos como los “Bronceados Guadalupanos-Cristianos del Pejismo Nacional”.

Comienzan las hostilidades. El astuto Chucho progobiernista, el “Bigotón Ortega”, sorprende al pitcher Martí  “Porro Furioso” Batres con un inocente toque de bola que obliga a los temerosos defensivos bronceados a buscar con rapidez el out, pero Chuchín, amo de las mañas clientelares y el acarreo, se apura y llega safe ante el enojo del manager del equipo rival: AMLO I, virrey de Macuspana, quien supuso que enfrentar a los frentistas otrora socialistas y hoy panistas sería pan comido desde la primera entrada. Todo lo contrario, este juego promete grandes emociones.

De lado de los Chaqueteros se prepara al bat el astro gustavoamaderista Víctor Hugo Lobo, el cacique de La Villa. Astuto para avanzar corredores, pide a Nora Arias, su fiel acompañante, que se prepare en caso de embasarse, pues sería ella quien correría por él los senderos. Con enojo, “Barbitas Batres” prepara la metralleta y saca apunta el látigo sin piedad a Lobo. Éste, sin ninguna oportunidad, saca el bat para apenas dar un penoso foul que el valiente  catcher zacatecano, “El Siete-vidas Monreal”, captura con su guante para sacar el out y lanza a primera para contener la intentona de robo del desafiante Chucho concertador. Con un out en la pizarra, la defensiva del pejismo bronceado más guadalupano que el mismo Juan Diego se coloca para buscar la doble matanza.

Es lógico suponer que los Pejistas Nacionales agarren pichón cuando anuncian al relamido Salvador “Niño Bueno” Chertorivski en el turno al bat. El encargado de la economía de la ciudad asume que puede mandar a doña Blanca por encima de la cerca y de forma contraria, y de pena ajena, apenas en dos disparos tiene la carabina al cuello para buscar el natural ponche. Desde la lomita de las responsabilidades, el amo de las sucias artes porriles Martí Batres no buscará concretar un out, sino ir por dos. Así que, experto en argucias y juego sucio, agarra el saquillo de brea y con elegante movida, casi imperceptible para el ojo humano, coloca un salivazo a las costuras de la bola para lograr el efecto esperado: anular el bat de Chertorivski, a quien le han enviado para hacerlo sentir confiado de botarla una sandía, un bombón para que se atreva a enviarla al segundo piso del jardín central; en realidad apenas le alcanza para una penosa rola que detiene el parador en corto y en una estilística jugada saca out en segunda y dada la lentitud política para operar con grupos de base, el Salomón perredista regala el out en primera.

De esta forma, consumada la doble matanza, los del Frente se quedaron con las ganas de generar una ofensiva en el primer episodio, no contaban con la inocencia del “Niño Ñoño Chertorivski”, a quien por unanimidad decidieron los altos poderes del sol azteca retirar del juego y darle un salvoconducto para que regrese a la vida empresarial en donde le va tan bien.

Es el turno al bat de los pejistas bronceados; éstos, que alguna vez fueron del equipo del sol, ahora son los renegados de su origen, se agrupan en torno a su líder para invocar a Juárez, Lerdo de Tejada, Castro, la Virgencita de Guadalupe y hasta Dragon ball en una oración que, ahora sí, de una vez por todas, los lleve al triunfo y a pulverizar a esos Chaqueteros que se aparean con los rancios puritanos de la derecha.

Mentalizados en acabar para siempre, desde el primer inning a los que alguna vez fueron sus camaradas de causa, colocan a los poderosos de la artillería para intentar un rally de muchas carreras y finiquitar temprano un juego que no quieren extender a extra innings.

Los designados: Ricardo “Bam Bam” Monreal, Pablo Moctezuma Barragán “El Hippie Profe” y la duquesa de Tlalpan, Claudia Scheinbaum, han puesto la carne al asador; atrás están, si fuera necesario apoyarlos en esta entrada: Carla Brugada, los hermanos “Caradura” Batres (Valentina y Martí) y hasta la profesora Delfina, que entraría de cachirul, por su origen texcocano-mexiquense, sólo si fuera necesario.

A Bam Bam Monreal, al que le prometieron la gloria de postularse como el candidato del pejismo guadalupano y sólo le dieron de consolación la jefatura de Cuauhtémoc, sin menor pudor demostró todo su poder con un largo batazo. Primer lanzamiento y cuadrangular.

La agresividad del que portara la franela tricolor, petista, perredista y ahora bronceado guadalupano espantó a los adversarios. Colocaron a un torpedero en primer bat, éste sin hacer caso desobedeció el mandato de llegar únicamente a la primera almohadilla y esperar a que la duquesa tlalpeña impulsara las carreras. El mensaje ha sido enviado al gran manager AMLO I, virrey de Macuspana: “Soy el mejor de la novena capitalina, ojalá no te arrepientas de haber postulado a la duquesa”.

Al interior de la caseta el desafío del zacatecano rebelde provoca risitas nerviosas, no esperaban tal poder al arranque, menos de un político que muchos creían debilitado por la oscura encuesta inventada por AMLO I.

Es el turno del caudillo de Azcapotzalco, el uamero Pablito Moctezuma Barragán. Con la propiedad acostumbrada del académico que conoce desde las aulas y las calles el funcionamiento de la CdMx, el también dos veces amo y señor de Azcapo mueve el bat haciendo alarde de elegancia. El teórico más reconocido en temas de sociología urbana de los bronceados, el erudito universitario, es menos visceral que el zacatecano. Se toma su tiempo, parece disfrutar las pausas interminables que generan la percepción de que nunca va dejar la caja de bateo; es un método para sacar de concentración a la serpentinera Alejandra “Botox” Barrales, también conocida como la Big Mama de las mamás luchonas de la capirucha, la candente aeromoza experta en temas inmobiliarios.

La contienda no es justa: científico social contra una otrora dirigente de sobrecargos pone en ventaja a Pablo Moctezuma, astuto zorro de la política desde la ciencia política y los movimientos sociales de los setenta que lo foguearon para asumir el reto como un ajedrez político donde en su cabeza concentra múltiples opciones tácticas para reventar la limitada estrategia de la experta en servicio aéreo y enchinado intensivo con cuchara a una mano.

Luego de un desgastante paso por doce lanzamientos entre bolas, strikes y muchos foules, el inteligente Moctezuma Barragán tiene a Barrales nerviosa, insegura y agotada. Es tiempo de atacar. Coloca un certero batazo en la región de los jardines, lo que le permite casi llegar caminando a tercera base. No anota, pero ha dejado la mesa puesta para que la duquesa de Tlapan al menos impulse otra carrera.

El pintoresco manager el virrey de Macuspana sólo cuenta con tres personas en las que confía plenamente, una de ellas es Claudia Scheinbaum, de ahí el interés por que ella brille y consolide un liderazgo. Ella, sabedora de ser parte de esa élite, se ha preparado toda su vida para llegar a ese momento de gloria. Está clara que aunque es el comienzo del juego, si Monreal al primer lanzamiento la botó, ella puede impulsar al menos dos carreras y de paso agotar a su rival en el montículo.

Se observan las guerreras de los política social, son dos mujeres de estilos opuestos. Es la lucha entre la frivolidad contra la inteligencia. Barrales tiene muchos recursos en su brazo: velocidad, una sólida nudillera y hasta la bola por debajo del brazo le funciona cuando se trata de jugar a la polaca; por su parte, la duquesa de Tlalpan sólo se dedica a exasperar a su contrincante, es decir: mantener la cuenta llena, el eterno conteo de tres bolas y dos strikes que sumado a una decena de foules resulta efectivo. Todos saben que un gran ponche o un batazo de cuatro esquinas está por venir; sin embargo, la académica de la ingeniería y mujer confiable del amo de Tabasco buscará una jugada que parece imposible: el homerun de piernas, no la volará, irá base por base en un desafío imposible.

Aunque Scheinbaum no es tan veloz, sí calcula que la mala colocación de los defensivos puede permitirle un batazo justo en la zona que la puede llevar a la goma. Es el momento de la verdad, todo puede pasar. Entre mujeres no se trata de derrotar a la contraria, aquí se juega algo más: es necesario pisotear y humillar.

Scheinbaum batea a la barda contraria, nadie lo espera, es bateo y corrido. Fácilmente adelanta a Moctezuma, quien llega caminando, pero Claudia, que desde el comienzo ha estado cercana a las causas pejistas, sigue corriendo y parece que nunca va a parar; avanza a primera, continúa a segunda, en los jardines la torpeza de panistas diestros mezclados con zurdos manceristas  provoca confusión en quién debe ir por esa bola.

El tiro desde el jardín central no lleva u rumbo preciso, eso alienta a la estoica tlalpeña a buscar la tercera almohadilla.

Una vez en la antesala, la octagenaria coach, Elenita Tlatelolca, le hace la señal de detenerse. “Ya empujaste la carrera, no te arriesgues, aguanta, hazlo por la ciudad de la esperanza – clama la ganadora del Premio Cervantes-, o te pueden poner out porque le darías la razón a Monreal”.

Pero la ambición impide detener el trote, Scheinbaum va decidida a buscar la hazaña: robarse el home. Una proeza que le daría desde la primera entrada toda la legitimidad de una elección cuestionada; es mucho el riesgo, pero podría vestirla de gloria y dejar el juego ganado desde temprano y no arriesgarse a debates en otras entradas. Lo sabe y tiene que arriesgarse.

Mientras en segunda base cortan el tiro y se preparan para sacarla en el plato, nadie sabe qué pasará. La ambición del reconocimiento se confronta con la lucha histórica del perredismo que no quiere desaparecer.

El juego apenas comienza, ¿quién ganará, anotará, será puesta fuera? ¿Llegará con los spikes para romper al receptor que desafiante la espera para marcarle el out? La afición que recibe tarjetas, apoyos y conciertos gratuitos apoyará a quien sobreviva de esta batalla campal, nadie duda que entre la aeromoza y la académica está la ganadora de la capital.

El juego apenas comenzó, ni siquiera hemos llegado a la fatídica séptima entrada. En esta contienda promete poner a los capitalinos en el filo de la butaca, todo puede pasar, especialmente cuando estos adversarios se conocen demasiado y son dos equipos de la misma clase la pasión se traslada a una guerra personal. ¡Prepárense, todos nos vamos a divertir!

Por: Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.






TRES BOLAS Y DOS STRIKES - Mario Ortiz Murillo

Por vocación sociólogo, de placer periodista. Soy un adicto enfermizo a las buenas y malas películas, especialmente las de culto (para mí). Me considero plural y lucho, desde mi humilde tribuna, en el aula y en la prensa por promover la tolerancia. Fiel seguidor de los Pumas, el mejor equipo de México y de la mejor institución del mundo, la UNAM. Aunque mi verdadera pasión no está en el deporte de las patadas sino en los batazos y las atrapadas. El rey de los deportes, según mi filosofía, debería convertirse en el deporte nacional y mundial por decreto de la ONU. Cuando esto ocurra, prometo jubilarme y dedicarme a bolear zapatos y arreglar bicis.